sábado, 24 de abril de 2010

LA MUERTE DEL PRIMER EMPERADOR DE MÉXICO


LA MUERTE DEL PRIMER EMPERADOR DE MÉXICO

Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu o Agustín I de México (27 de septiembre de 1783 en Morelia, Michoacán- 19 de julio de 1824 en Padilla, Tamaulipas) Durante la primera época de la guerra por la independencia de México, Iturbide combatió a los insurgentes mexicanos como parte del ejército real español. Posteriormente, pactó con Vicente Guerrero, jefe de los independentistas en la Sierra del Sur. Presidió como Regente el primer gobierno independiente mexicano en 1821, y en julio de 1822 fue proclamado Emperador con el nombre de Agustín I de México. En febrero de 1823, aprobó el Reglamento Político Provisional del Imperio, mismo que no fue reconocido por un sector del ejército, por lo que estalló la revolución en su contra, acaudillada por el General Antonio López de Santa Anna, mismo que proclamó el Plan de Casamata o de Veracruz, al cual se unió Guerrero, estando ambos contra el Imperio establecido. Iturbide se vio obligado a renunciar, el 20 de marzo siguiente. Se dirigió a Veracruz y se embarcó a Europa. El Congreso que él mismo había disuelto lo declaró en abril de ese año, traidor y fuera de la ley. Sin embargo, no cedió Iturbide en su empeño de regresar a México y reconquistar el trono que tan hábilmente había creado y ocupara, con acuerdo de sus seguidores.

El 29 de junio de 1824, Agustín de Iturbide regreso a México en el barco el Spring llegó a la bahía texana de San Bernardo, después se dirigió a Tampico el 1 de julio. Las corrientes marinas lo obligaron a desembarcar en Soto La Marina, en el recientemente creado estado de Tamaulipas. Iturbide envió a polaco de nombre Beneski para que se pusiera en contacto con el general Felipe de la Garza, comandante general de las Provincias Internas de Oriente. De la Garza simuló ser partidario de Iturbide y respaldar su regreso al país.

El 17 de julio el libertador desembarcó del navío y acudió con De la Garza. Después de la entrevista que sostuvieron, fue apresado y escoltado hasta un pueblo cercano llamado Padilla, en donde la legislatura de Tamaulipas había estado sesionando los últimos tiempos. Dos días más tarde, De la Garza se reunió con siete de los once legisladores que estaban presentes y dos sustitutos. Un total de nueve miembros sentenciaron a Iturbide a la pena capital, acatando lo dispuesto por la ley federal del 28 de abril que proscribía su regreso al país por considerarlo traidor y fuera de la ley.

En un aposento que daba a la plaza principal, una veintena de hombres. custodiaba a Iturbide. En la tarde del 19 de julio escribió una carta al Soberano Congreso de México, en la que pedía que se le explicara qué crimen había cometido para merecer ese castigo. Gordiano del Castillo, ayudante de De la Garza, sólo le informó que a las 6 de la tarde sería pasado por las armas. Además redactó otra carta dirigida a su esposa Ana en donde le decía: “La legislatura va a cometer en mi persona el crimen más injustificado: acaban de notificarme la sentencia de muerte por el decreto de proscripción; Dios sabe lo que hace y con resignación cristiana me someto a Su sagrada voluntad”.

Un sacerdote, que al mismo tiempo presidía la legislatura de Tamaulipas, le administró los sacramentos a Iturbide. Éste, a su vez, le pidió al cura que entregara la carta a su esposa; a su hijo mayor le dejó su reloj y su rosario.
El libertador de México fue llevado a la plaza en donde sería ejecutado: miró a todos lados, pidió un vaso con agua y distribuyó entre el pelotón de fusilamiento tres onzas y media de oro que llevaba. Después de que sus ojos fueron vendados y sus manos atadas, sólo exclamó con voz fuerte y firme: “¡Mexicanos! Muero con honor, no como traidor; no quedará a mis hijos y su posteridad esta mancha; no soy traidor, no…”

Rezó el credo, besó un crucifijo e hizo acto de contrición. Enseguida fue puesto de rodillas y cuatro hombres le dispararon, pero sólo tres balas lo alcanzaron: una, mortal, dio en la parte izquierda de la frente; otra en el costado izquierdo, entre la tercera y cuarta costillas; la tercera penetró en el lado derecho del rostro, junto a la nariz. Al momento de su ejecución tenía 40 años de edad.

Años más tarde, el general Manuel Mier y Terán se hospedó en las habitaciones en las que Iturbide había sido apresado en Padilla. Se sentía perturbado por el caso texano, por la posible pérdida de este territorio y por su derrota como candidato a la Presidencia de la República. Presa de una profunda depresión, precipitó su muerte el 3 de julio de 1832: en la plaza del pueblo, frente al sitio donde se ejecutó al ex emperador, dejó caer su cuerpo contra su espada, quitándose la vida. En acato a sus deseos fue sepultado junto a los restos del libertador.
EPITAFIO EN LA TUMBA DE AGUSTIN DE ITURBIDE.
Agustín de Iturbide
Autor de la Independencia mexicana
Compatriota, llóralo.
Pasajero, admíralo.
Este monumento guarda las cenizas de un héroe.

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