Nos adentramos a la Zona Temporalera del municipio de El Mante, viajando a una hora de distancia de la ciudad, se puede comenzar a observar el castillo de Nueva Apolonia, monumento histórico del siglo antepasado, y a unos cuantos kilómetros más se comienza a divisar el Nuevo Centro de Población de Tantoyuquita, al llegar aun se puede percibir un ambiente de hostilidad, se pueden observar las viejas trincheras que con el transcurso de los años y las crecientes del Rio Guayalejo van desapareciendo, y en el centro del poblado se encuentran las ruinas de los viejos almacenes de la aduana y en el campo se erige un busto del General Pedro José Méndez, Benemérito de Tamaulipas, héroe tamaulipeco muerto en combate contra los franceses, el 23 de enero de 1886 en la legendaria batalla de Tantoyuquita.
La acción de Tantoyuquita ha sido una de las mas culminantes registradas en la historia de Tamaulipas, durante te la Intervención Francesa y el imperio de Maximiliano, Tamaulipas fue vorazmente ocupada por los franceses, quienes fueron combatidos heroicamente por los generales tamaulipecos Ascensión Gómez, Servando Canales, Juan Nepomuceno y Pedro J. Méndez, quien dirigía las guerrillas tamaulipecas. En 1900 un oficial del ejercito que participo en la heroica batalla, narro lo sucedió aquel dia (*). Después de las memorables jornadas de “El Chamal” y “El Cantón”, nuestro ejercito marcho victorioso sobre Tantoyuquita presentándose a aquel baluarte, que el enemigo creía inexpugnable, a las siete de la noche del 23 de enero de 1866.
El General en Jefe (Méndez), dio la orden de que la infantería formara en columna frente a la fortificación enemiga, y allí permanecería en espera de ordenes; igualmente dispuso que la caballería mandad por mi, echara pie a tierra y formara sobre el flanco derecho enemigo frente a su reducto. La señal de ataque se dio como a las siete y media de la noche, hora en que comenzó una lucha desesperada y sangrienta por una y otra parte, y al fin, aquella barrera coronada de traidores, fue tomada; dentro del fuerte ya nuestras fuerzas, no se oían mas que los golpes de bayoneta y las lamentaciones de los heridos. El jefe de aquellos valientes que habían abrazado la causa del deshonor, huyo el primero, y la clase de tropa, compuesta en su mayor parte de cargadores de Tampico, se defendían como unos leones, hasta el fin, dejando un sin numero de muertos, cedieron el campo a nuestras fuerzas.
El enemigo, con anticipación, para defender aquel valioso convoy había improvisado una fortificación cuyos muros se componían de multitud de tercios de mercancías, ocupando el costado norte del almacén, también de muro. Esta trinchera tenia una altura de seis metros, cayendo perpendicularmente sus caras exteriores y formando un caracol la entrada del reducto; por dentro de este y desde su base a su altura, con tercios también de mercancías, había formado un plano inclinado que les proporcionaba modo de subir y bajar con facilidad.
El General en Jefe, con su Estado Mayor, retirado de nosotros a una distancia de ciento cincuenta metros y resguardado por unos pequeños jacales, en lo más apurado del combate, salio queriendo tomar parte personalmente en la lucha, y al efectuar su salida, fue herido mortalmente, como fueron Arcos Arreola, Padilla, Planes y otros que componían su Estado Mayor.
La desagradable noticia de esta desgracia me fue comunicada inmediatamente por mi sobrino el joven alférez don Manuel Martínez ayudante del mayor general, únicos él y Hoppahan, que escaparon al lado de Méndez entre aquel fuego mortífero; luego le ordene que con cuatro dragones sacara al general a la boca del ahiladero.
Acabábamos de triunfar cuando se nos anuncio su muerte. Cáceres y yo procuramos en el acto tomar alguna medidas de orden, y acordamos la retirada para la Capital del Estado con el objeto de buscar un centro de unión. A las diez de la noche, después de dar dos horas de descanso a la tropa, emprendieron la artillería su marcha para Ciudad Victoria, y yo permanecí en Tantoyuquita, retirándome hasta las siete de la mañana, del dia 24, no sin dejar ardiendo los almacenes y aquella multitud de valiosas mercancías de que se componía la fortificación enemiga.
El mismo dia 24, a las once de la noche, y en la Hacienda de la Piedra, me incorpore a la columna de infantería; momentos antes de mi llegada había muerto, a consecuencias de las heridas, el capitán Planes, y momentos después de abrazarnos con efusión, mi inseparable amigo y compañero el coronel mayor general don Gabriel Arcos Arreola.
Cincuenta infantes y un piquete de dragones escoltaban el cadáver del que fue nuestro General en Jefe, el cual llevaban a marchas forzadas para Ciudad Victoria, donde se recibió por las autoridades de la capital y la pequeña guarnición, con los honores debidos a su rango y a sus buenos servicios. El 16 de junio de 1886, el General Mariano Escobedo, derrotaba a los imperialistas en Lomas de Santa Gertrudis, Camargo, posteriormente el 23 de junio se rendía Matamoros y una retirada franco-conservadora de San Luis Potosí facilito la caída de Tampico el 9 de agosto y en general la consolidación de las fuerzas republicanas en el norte del país.
(*)LIBRO TAMAULIPAS HEROICO, LA BATALLA DE TANTOYUQUITA, GOBIERNO DEL ESTADO.
FRAGMENTO DE LA TELENOVELA EL CARRUAJE, BATALLA DE TANTOYUQUITA
Hay un error en la primera fecha de la batalla, dice 1886, debería decir 1866, como en la segunda fecha del aniversario.
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